Desde que comenzó a irrumpir en los sets de televisión y a viralizarse por plataformas digitales hasta su candidatura a presidente, Javier Milei vino a reformular la discusión a fuerza de gritos y motosierra.
Indiferentemente de quién sea el próximo presidente, La Libertad Avanza habrá robustecido su presencia en sólo dos años y contará con bloques legislativos, habiendo forzado la reformulación de las coaliciones que hasta el momento disputaban el poder.
¿Cómo puede explicarse la pregnancia de una narrativa que hace algunos años parecía impensada? ¿Qué papel juegan los nuevos medios sociales en la circulación de mensajes recargados de odio? ¿Cuán made in Argentina es el fenómeno (ya algo más que fenómeno)? ¿Qué características tiene el caso doméstico?
A continuación, tres libros que ayudan a interpretar un presente en emergencia por la amenaza de la instalación en el poder de una fuerza con impronta extremadamente concesiva con el acelerado capitalismo digital, apologista de la última dictadura y múltiplemente odiante.
1. ¿La rebeldía se volvió de derecha?
Este ensayo, del historiador Pablo Stefanoni, traza un acabado pero amigable recorrido por el ascenso de las nuevas derechas alrededor del mundo, con énfasis en el caso de Donald Trump (que habilitó procesos similares en otros lugares) y también en Jair Bolsonaro, interesante la cercanía con nosotros.
Qué características tienen estos espacios políticos, en qué creen, a qué se enfrentan y por qué crecieron son algunas de las preguntas cuyas respuestas desanda Stefanoni en este libro.
La gran pregunta es qué pasó con los progresismos: qué disputaron, en qué devinieron y qué posturas tomaron, para habilitar que el antiprogresismo y la anticorrección política se construyan en una alternativa con chances serias de poder, pese a encarnar discursos que erizan la piel.
Un punto extra para este libro porque incluye un glosario al final con la definición de muchos de los términos que emplean las nuevas derechas y que, cuando los escuchamos o los leemos, pueden resultar completamente ajenos.
2. ¿La democracia en peligro?
El escritor y periodista Juan Ruocco se sumerge en este texto en el mundo de los foros y la cultura chanera, que explica mucho de la producción y circulación de memes en Internet. Los define como artefactos culturales propios de esta época, que avanzaron desde la marginalidad hacia el centro del debate público, apropiándose de él.
A partir de allí, explica por qué muchos de ellos no son neutrales y por qué las plataformas donde los memes tuvieron su primer impulso contribuyeron con que Donald Trump llegue al poder. Asocia a las mismas, con ejemplos y datos concretos, la circulación de contenido con escasa moderación y características sexistas, xenófobas y hasta neofascistas. Las caracteriza como “terreno fértil para los discursos radicalizados”.
Finalmente, se dedican algunas páginas al caso argentino (aunque todo el libro suena particularmente familiar) y a Sabag Montiel, quien disparó sin éxito a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Algo muy bueno del libro: se apoya en muchas imágenes (memes en su mayoría, claro). También ofrece códigos QR que vinculan con información contextual que refuerza y completa el panorama.
3. La construcción del enano fascista
Daniel Feierstein es doctor en Ciencias Sociales e investigador del CONICET, especializado en los procesos de persecución, hostigamiento y exterminio. Esto se nota en su texto, que lleva como subtítulo “Los usos del odio como estrategia política en Argentina”.
De corte más académico que los dos anteriores, define con precisión fascismo para luego analizar a la Argentina del presente bajo su lupa. Dedica varias páginas a analizar la antipolítica, así como también la incidencia del ascenso de los neofascismos en los modos de identidad y en las relaciones sociales.
Analiza las estrategias de la derecha argentina para, en esta última década, incentivar nuestros odios: se nos propone desatar la violencia contenida contra el inmigrante, el desocupado, el piquetero, el negro, el vendedor ambulante, el ratero, el manifestante urbano, la abortera, el árabe, el gitano, el judío (nota personal, nunca contra el CEO). El “enano fascista” es, justamente, el que en algún momento se dijo que cada uno llevaba dentro. Ahora está habilitado para salir.
Es interesante su definición del fascismo como una práctica social, que tiene el objetivo de habilitar y producir comportamientos. Feierstein traza una diferencia con la última dictadura en Argentina, porque su notorio fin fue amedrentar, acallar, silenciar.
Comments